Fragmentos y comentarios de algunas lecturas

martes, 31 de enero de 2017

Saltaré sobre el fuego - Wislawa Szymborska



     Saltaré sobre el fuego recoge una selección de treinta y cuatro poemas de la espléndida poeta polaca Wislawa Szymborska (1923-2012), todos ellos publicados entre 1957 y 1993. Editado con el cuidado habitual en Nórdica, el libro se presenta en versión bilingüe y cuenta con las ilustraciones de Kike de la Rubia y la esmerada traducción de Abel Murcia y Gerardo Beltrán.  En la breve presentación del libro, Juán Marqués describe muy adecuadamente el tono de la poesía de Szymborska: «Lo que más cuenta e importa tiene que ver con una actitud ante la vida y ante la realidad no tanto vigilante como despierta, curiosa, que suele enriquecerse visiblemente cuando además es alegre y positiva, incluso al enfrentarse a las zonas de sombra.»




ENCUENTRO INESPERADO

Somos muy amables el uno con el otro
decimos que es bonito encontrarse después de tantos años.

Nuestros tigres beben leche.
Nuestros azores van a pie.
Nuestros tiburones se ahogan en el agua.
Nuestros lobos bostezan ante una jaula vacía.

Nuestras víboras se han sacudido los relámpagos,
los monos la inspiración, los pavos reales las plumas.
¡Cuánto hace que dejaron nuestro pelo los murciélagos!

Callamos sin terminar la frase,
sonriendo sin remedio.
Nuestras personas
no saben cómo hablarse.

(De Sal, 1962)


AMOR FELIZ

Un amor feliz. ¿Es normal,
serio, útil?
¿Qué saca el mundo de dos personas que no ven el mundo?

Encumbrados hacia sí mismos sin mérito alguno,
dos al azar entre un millón, pero seguros
de que así tenía que ocurrir - ¿como premio de qué?, de nada;
la luz llega desde ninguna parte,
¿por qué cae precisamente sobre ellos y no cae sobre otros?
¿Ofende eso a la justicia? Así es.
¿Viola principios cuidadosamente almacenados, derriba
de su cima a la moral? Viola y derriba.

Mirad qué felices:
¡si disimularan aunque fuera un poco,
si fingieran aflicción para animar a los amigos!
Escuchad cómo ríen. Es insultante.
Qué lenguaje utilizan, aparentemente comprensible.
Y esas ceremonias suyas, esas celebraciones, 
sus ingeniosas obligaciones de uno para con otro,
¡parece una conspiración a espaldas de la humanidad! 

Resulta incluso difícil prever qué sucedería 
si pudiera cundir su ejemplo.
Qué podrían hacer religiones, poesías;
qué se recordaría, qué se abandonaría,
quién querría permanecer en el círculo.

Un amor feliz. ¿Es necesario?
El tacto y el sentido común nos obligan a callar al respecto
como si de un escándalo en las altas esferas de la Vida se tratara.
Espléndidos bebés nacen sin su ayuda.
Nunca jamás podría poblar la tierra, 
no es, que digamos, muy frecuente.
Que la gente que no conoce un amor feliz
afirme que no existe un amor feliz en ningún sitio.

Con esa creencia les será más llevadero vivir, y también morir.

(De Si acaso, 1975)


Ilustración de Kike de la Rubia para Saltaré sobre el fuego