Fragmentos y comentarios de algunas lecturas

miércoles, 12 de abril de 2017

El hombre sin talento - Yoshiharu Tsuge



     Hasta la lectura de Un hombre sin talento jamás había leído un manga y no soy aficionado a las novelas gráficas, sólo conozco algunas de las más elogiadas por los lectores como las espléndidas Maus o Watchmen, pero algunos comentarios sobre esta obra de Yoshiharu Tsuge me decidieron a su lectura y puedo decir que esta incursión ha merecido mucho la pena.

    A todos los que no estamos habituados a leer mangas lo primero que nos llama la atención del libro es que la ilustración de la portada parece estar en el lado equivocado de la cubierta, y aún sorprende más cuando, una vez abierto, encontramos un epílogo en lugar de un prólogo, aunque no tarda en aparecer una clara advertencia al lector que lo explica: la obra está editada en el formato original japonés de manera que el sentido de la lectura va de derecha a izquierda, y así tenemos que seguir las viñetas y pasar sus páginas en el sentido contrario al habitual. Además de este respeto por el formato original, la editorial Gallo Nero ha tenido buen gusto en su trabajo: el epílogo -firmado por Álvaro Pons y que la editorial sabe que es lo primero que encontrará el lector- funciona muy bien como prólogo, la traducción es obra de Yoko Ogihara y Fernando Cordobés, y el detallado perfil biográfico de Yoshiharu Tsuge es especialmente pertinente en este manga en el que su protagonista es un claro alter ego del autor.
      
     El hombre sin talento es un manga que se lee con enorme facilidad, de poco texto y sútil en sus sugerencias, que nos introduce en la historia muy directamente desde su inicio. Su protagonista, Sukezo Sukegawa, casado y padre de un pequeño, se dedica a vender piedras que escoge entre el lecho del río, un negocio que en occidente puede parecer extraño pero el arte de admirar una piedra (Suiseki) o varias de ellas formando una composición (Bonseki) es tradicional en Japón e incluso rentable en otro tiempo, pero abocado al fracaso en el momento en el que lo emprende Sukezo. Tiempo atrás, comenta Sukezo, "lo he intentado  en el mundo del manga, con las cámaras de segunda mano, las antigüedades, pero he fracasado en todo, sin excepción", un  camino que lleva a su familia a pasar por evidentes privaciones. Así, las premisas de la historia quedan establecidas muy pronto: un negocio que no lo es, unas relaciones crispadas con su mujer que puede llegar a ser muy hiriente con Sukezo, y una actitud de éste que tiene casi tanto de orgullo como de autodesprecio.

     Los temas aparecen en este manga de forma insinuada, sin respuesta aparente por parte del autor que estructura buena parte de la obra a partir de actividades como el mencionado coleccionismo de piedras, la venta de pájaros, de cámaras fotográficas antiguas y los libros de segunda mano. Así, el desarrollo de estas actividades y los personajes que van apareciendo dan a la obra una sensación de melancolía por un Japón que está dejando de existir, pero esa misma melancolía en ocasiones es llevada al ridículo, y podemos encontrar en una misma página lo poético y lo grotesco, la belleza y la crueldad, la exaltación y la caída, un juego del que participa a la perfección el dibujo de Tsuge. Otras sugerencias aparecerán relacionadas a esa sensación de nostalgia, como la pérdida de conexión con lo natural -un vínculo que encontraremos representado por el fascinante maestro de los pájaros-, o también el síndrome de la utilidad que pasa a alcanzar ya a toda actividad y que confunde la relación del artista con su obra. Sin embargo, las páginas más importantes de El hombre sin talento son las relacionadas con una invitación a la toma de conciencia, a preguntarse por qué hacemos lo que hacemos, qué fuerzas invisibles hay detrás de nuestras decisiones, de dónde viene la voluntad de romper vínculos y "esfumarse" (adecuado título del capítulo más fascinante del libro), y el tratar de desentrañar hasta qué punto la realidad pasa a expresarse siempre ya en los términos de una huida, una huida del manga en el caso de Sukezo.

     Es una buena noticia que la misma editorial cuente entre sus publicaciones recientes con otro manga de Yoshiharu Tsuge, La mujer de al lado, a la vista de la calidad de El hombre sin talento, una obra espléndida que sigue acompañando a su lector por tiempo una vez finalizada.