Fragmentos y comentarios de algunas lecturas

lunes, 26 de diciembre de 2016

Mejores lecturas del año 2016

     Como es tradicional en el blog he reservado la última entrada del año para comentar los libros de los que más he disfrutado en este 2016 que termina, un buen año de lecturas sobre todo gracias a sus últimos meses. Para esta ocasión  he seleccionado siete libros que aparecen a continuación sin un orden especial.



                               
Cuentos de Antón P. Chéjov (Ed. Alba)

Reeditado hace pocos meses, Cuentos nos ofrece una amplia panorámica de los relatos de Antón P. Chéjov traducidos y seleccionados por Víctor Gallego. El libro incluye sesenta cuentos ordenados cronológicamente desde 1883 hasta 1902 y elegidos entre los más breves del escritor ruso (tan sólo cuatro de ellos superan las 25 páginas, entre ellos dos de mis favoritos: El monje negro y Luces). Chéjov es un escritor de increíble talento, apasionante lectura y múltiples registros: capaz de lo hilarante y lo tristísimo, de lo más personal y lo enteramente social, tiene además una escritura bella y clara, y el encanto de los escritores esencialmente bondadosos pero incapaces de engañarse acerca de la naturaleza humana. 


El gigante enterrado de Kazuo Ishiguro (Ed. Anagrama)

El escritor Kazuo Ishiguro repite presencia en la lista de mejores lecturas gracias a su publicación más reciente, El gigante enterrado, una hermosa novela protagonizada por una pareja de ancianos inolvidable -Axl y Beatrice- que combina narrativa de viaje y aventura con un paisaje anglomedieval muy simbólico, fantástico en todos los sentidos. Encontraremos además la preocupación recurrente en la obra de Ishiguro por la memoria y su improbable conciliación con el deseo de olvidar algunas experiencias. Novela diferente, fábula valiosa y perturbadora, fenomenal de nuevo Kazuo Ishiguro.


El fin del «Homo sovieticus» de Svetlana Aleksiévich (Ed. Acantilado)

Inmenso y posiblemente el mejor libro de no ficción que ha aparecido nunca en el blog. Svetlana Aleksiévich escribe en su introducción: "Yo escribo, reúno las briznas, las migas de la historia del socialismo «doméstico», del socialismo «interior»... Estudio el modo en que consiguió habitar en el espíritu de la gente. Siempre me ha atraído ese espacio minúsculo, el espacio que ocupa un solo ser humano, uno solo... Porque, en verdad, es ahí donde ocurre todo." 
Esas migas y briznas de las que habla Svetlana Aleksiévich son voces, múltiples testimonios recogidos con su grabadora en el tremendo territorio de la antigua Unión Soviética desde años antes de su caída hasta prácticamente nuestro presente, y que crean un libro polifónico, en ocasiones con testimonios muy duros de leer, pero iluminador sobre cómo fueron, cómo son y cómo somos.


Nostalgia de Mircea Cartarescu (Ed. Impedimenta)

Las buenas críticas que ha venido recibiendo esta obra del escritor rumano Mircea Cartarescu me decidieron a su lectura y sólo puedo estar agradecido. Libro de difícil etiqueta, Nostalgia es ante todo una colección de cinco relatos donde tres de ellos se pueden calificar como cuentos extendidos (El ruletista, El Mendébil y El arquitecto) y los otros dos como novelas cortas (Los gemelos y REM). Entre los primeros El ruletista y El Mendébil son realmente espléndidos, pero la historia que cuenta con mi admiración más rendida es REM, un relato bellísimo e impactante escrito por un autor en estado de gracia. Una obra maestra.


El primer hombre de Albert Camus (Ed. Tusquets)

El primer hombre es el libro en el que trabajaba Albert Camus cuando falleció en un accidente de tráfico en 1960. Publicado por primera vez en 1994, El primer hombre es una novela inequívocamente autobiográfica que, aun inacabada y sin pulir, resulta maravillosa, y en la que Camus nos habla de su infancia y la búsqueda de recuerdos de un padre al que no llegó a conocer. La recreación que consigue Camus de los paisajes de su niñez es viva, solar, rebosante de sensaciones, con Argelia muy presente físicamente al igual que lo está la pobreza y la austeridad, las relaciones familiares y ante todo su madre -bella y silenciosa, analfabeta y parcialmente sorda, incondicionalmente amada por su hijo-. Una infancia y una vida también marcada por un profesor (de nombre real M. Louis Germain, a quien Camus dedicó su discurso del premio Nobel en 1957) y las oportunidades que le ofrecerá la educación. Un libro para leer y releer.
 

Manual de filosofía portátil de Juán Arnau (Ed. Atalanta)

El autor de este libro, Juán Arnau, me era desconocido pero comentarios muy positivos sobre la calidad de Manual de filosofía portátil me animaron a su lectura, y bien que mereció la pena porque  es un ensayo espléndido. En su lectura encontraremos veinte biografías del pensamiento que nos llevarán, en recorrido cronológico inverso, desde Lévi-Strauss (¡qué extraordinario capítulo!) hasta Heráclito, en una narración muy cuidada, entregada a la claridad y que nos recuerda que la filosofía tiene que ser vivida. Tan encantado acabé de su lectura que no tardé en leer otro ensayo del mismo autor, el también excelente La invención de la libertad (Ed. Atalanta) de publicación más reciente.


Todo queda en casa de Alice Munro (Ed. Lumen)

Todo queda en casa es una selección de veinticuatro cuentos escogidos por la escritora Alice Munro entre sus relatos publicados en las dos últimas décadas. Narradora muy precisa, de marcada atención al detalle e impecable en la estructura, los cuentos de Munro son extendidos, suelen abarcar vidas enteras en paisajes rurales canadienses y llevan al lector a revelaciones insospechadas de la mano de la escritora más increíblemente observadora y perspicaz.
Entre sus libros originales -los que sinceramente prefiero recomendar- mis preferidos son Odio, amistad, noviazgo, amor, matrimonio y también Demasiada felicidad. Excepcional escritora Alice Munro.


     Una vez comentadas las mejores lecturas del año y, afinando algo más mis preferencias, mi libro preferido del año es Cuentos de Antón P. Chéjov, acompañado por Nostalgia de Mircea Cartarescu y los cuentos de Alice Munro. En cuanto a los libros de no ficción mi favorito del año es  El fin del «homo sovieticus» de Svetlana Aleksiévich.


     Feliz año nuevo a todos.


Quint Buchholz


domingo, 23 de octubre de 2016

Embriaguez - Jean Luc Nancy




     El talento del filósofo francés Jean Luc Nancy se derrama sobre sus libros a cada ocasión, incluso en aquellos textos más breves dedicados a una circunstancia puntual como es el caso de Embriaguez, escrito para un encuentro organizado en los viñedos alsacianos de Ribeauvillé, una localidad próxima a la Universidad de Estrasburgo donde Nancy es profesor emérito de filosofía. El acierto de publicarlo corresponde a la Editorial Universidad de Granada, y tanto el prólogo como la excelente traducción son obra de Cristina Rodríguez Marciel y Javier de la Higuera.

   Jean Luc Nancy inicia Embriaguez con la siguiente reflexión de Baudelaire:

    Es menester estar siempre borracho. Todo se reduce  a eso: es lo único importante. Para no sentir el horrible fardo del Tiempo, que os destroza los hombros y os encorva hacia la tierra, es menester que os emborrachéis sin tregua. Sí, y ¿de qué? De vino, de poesía o de virtud, a vuestro antojo. Pero embriagaos.

     En Embriaguez Nancy no deja de ir de la mano del vino y se detiene con lucidez en el beber, pero la cita de Baudelaire apunta, ya desde el inicio del libro, a una querida apertura de significados desde la que el filósofo presta más atención a la embriaguez entendida como impulso y auge del espíritu que a la embriaguez entendida como borrachería. Para Nancy la sobriedad permanente no es una opción deseable: «el estricto rechazo de la embriaguez no deja de manifestar un rechazo, incluso una ignorancia de la existencia y de la proximidad de un afuera y de una ruptura del dique por donde todo eso puede discurrir», y es la suya una invitación a la embriaguez en sentido abierto: de vino, poesía, virtud, y de todo aquello que nos lleve al goce, a la alegría como la definía Spinoza, «paso de una perfección menor a una más grande». Esta invitación de Nancy que empapa cada página del libro es sencillamente bellísima, y lo es gracias a su extraordinario talento como escritor: balancea el texto entre el discurso sobrio y el ebrio, lo racional y lo pasional, recorremos textos y poesías de otros autores y juega con repeticiones y pequeñas variaciones para crear un sensación envolvente y embriagadora.

     Leyendo la cita de Baudelaire también podemos advertir aquello que tiene de incómodo: la embriaguez como tentación para olvidar, escapar, «para no sentir el horrible fardo del Tiempo». Nancy reflexiona sobre la liberación, ligereza y sublimidad que otorga la embriaguez pero también sobre la dependencia, la pesadez y la declinación, y recordará a Sócrates, «un asombroso bebedor que permanece dueño de sí y que, de esta manera, entra en una más alta ebriedad». Identifica esta ebriedad socrática con el goce, o lo que es lo mismo y esto es crucial, con «la identidad dada en el abandono», y la relaciona con la verdad donada (la del vino y la de los niños) que reconocemos sin vacilar cuando nos desligamos de encubrimientos «causados por la preocupación, el proyecto, la acción, todo lo que confunde la verdad con la ejecución de un proceso». Sin embargo, lo más esencial en Embriaguez es la escritura de Nancy relacionada con lo absoluto, con el afuera y el afuera que existe en nosotros, con lo independiente que depende enteramente de nosotros, de nuestra apertura, y bien podemos embriagarnos con el afuera o bien podemos retirarnos e ir embebidos en nosotros mismos. Lo independiente depende de nosotros pero, más aún, nosotros dependemos de lo independiente. 

     Como bien señala el prólogo de la obra "Embriaguez es un libro irrigado, empapado y chorreante del pensamiento de Jean Luc Nancy", un libro en el que merece la pena detenerse, que bien merece relecturas y que también es uno de los textos breves más inspirados que he tenido la oportunidad de leer del filósofo francés; un libro que Jean Luc Nancy inicia con una cita de Baudelaire y que finaliza con Marcel Proust: 

     Bien sé que se me objetará la vieja muletilla de Augier: "¡Qué importa el frasco, con tal que se emborrache uno!" Puede que Roberto haya conseguido la borrachera, pero la verdad es que no ha dado prueba de buen gusto al escoger el frasco.

En busca del tiempo perdido 3. El mundo de Guermantes


Viñedos en la región de Alsacia.   Fot.: Clara Tuma para The New York Times

domingo, 24 de julio de 2016

Poeta en Nueva York - Federico García Lorca



      
     Poeta en Nueva York es uno de nuestros poemarios más célebres y Navona Editorial ha decidido incluirlo en su colección los ineludibles. Su diseño para el libro es austero pero elegante, sin notas, e incluye un muy breve comentario biográfico sobre Federico García Lorca y las circunstancias en las que escribió Poeta en Nueva York. Una obra en la que no resulta del todo fácil entrar pero en la que uno desea quedarse.

   

PANORAMA CIEGO DE NUEVA YORK

Si no son los pájaros
cubiertos de ceniza, 
si no son los gemidos que golpean las ventanas de la boda,
serán las delicadas criaturas del aire
que manan la sangre nueva por la oscuridad inextinguible.
Pero no, no son pájaros, 
porque los pájaros están a punto de ser bueyes.
Pueden ser rocas blancas con la ayuda de la luna, 
y son siempre muchachos heridos
antes de que los jueces levanten la tela.

Todos comprenden el dolor que se relaciona con la muerte
pero el verdadero dolor no está presente en el espíritu.
No está en el aire, ni en nuestra vida,
ni en estas terrazas llenas de humo.
El verdadero dolor que mantiene despiertas las cosas
es una pequeña quemadura infinita
en los ojos inocentes de los otros sistemas.

Un traje abandonado pesa tanto en los hombros,
que muchas veces el cielo los agrupa en ásperas manadas;
y las que mueren de parto saben en la última hora
que todo rumor será piedra y toda huella, latido.
Nosotros ignoramos que el pensamiento tiene arrabales
donde el filósofo es devorado por los chinos y las orugas
y algunos niños idiotas han encontrado por las cocinas
pequeñas golondrinas con muletas
que sabían pronunciar la palabra amor.

No, no son los pájaros.
No es un pájaro el que expresa la turbia fiebre de la laguna,
ni el ansia de asesinato que nos oprime cada momento,
ni el metálico rumor de suicidio que nos anima cada madrugada:
es una cápsula de aire donde nos duele todo el mundo,
es un pequeño espacio vivo al loco unisón de la luz,
es una escala indefinible donde las nubes y rosas olvidan
el griterío chino que bulle por el desembarcadero de la sangre.
Yo muchas veces me he perdido
para buscar la quemadura que mantiene despiertas las cosas
y solo he encontrado marineros echados sobre las barandillas
y pequeñas criaturas del cielo enterradas bajo la nieve.
Pero el verdadero dolor estaba en otras plazas
donde los peces cristalizados agonizaban dentro de los troncos,
plazas del cielo extraño para las antiguas estatuas ilesas
y para la tierna intimidad de los volcanes.

No hay dolor en la voz. Solo existen los dientes, 
pero dientes que callarán aislados por el raso negro.
No hay dolor en la voz. Aquí solo existe la Tierra.
La Tierra con sus puentes de siempre
que llevan al rubor de los frutos.



viernes, 1 de julio de 2016

Traveler Photo Contest 2016


     La página web de la revista National Geographic ha dado a conocer las fotografías ganadoras del Traveler Photo Contest de este año y, al igual que en las dos ediciones anteriores, he seleccionado algunas de las imágenes participantes incluida la fotografía ganadora del certamen obra de Anthony Lau. La tradición del blog (y cierto sentido de la mesura) me ha hecho seleccionar siete de las fotografías, pero podéis acceder al resto desde el siguiente enlace:



     Espero que os gusten:


Parque Nacional Saihanba, norte de China.  Fot.: Anthony Lau


Flatiron Building, New York.  Fot.: Michele Palazzo


Marrakesh, Marruecos.  Fot.: Takashi Nakagawa


Volcán Piton de la Fournaise, Islas Reunión.  Fot.: Gaby Barathieu



 Himachal Pradesh, norte de la India. Fot.: Mattia Passarini



Alpes dolomíticos, Ortisei, Italia.  Fot.: Federica Violin



Prefectura de Yamanashi, Japón.  Fot.: Katsuyoshi Nakahara

sábado, 27 de febrero de 2016

Fragmentos - Invitación a la lectura de Henri Michaux


     El fragmento que aparece a continuación pertenece al libro Pequeñas doctrinas de la soledad (Ed. Sexto Piso) del filósofo Miguel Morey. Libro estupendo que además conduce a la lectura de otros libros, Morey escribe en uno de los ensayos que lo componen una espléndida invitación a la lectura de Henri Michaux. La siguiente:


     Lean a Michaux y asistan a su portentosa gesticulación, eso es todo. ¿Que para qué? Pues por probar, pruébenlo, no es mucho pedir. Cojan un texto de Michaux y antes de comenzar a leerlo saquen al hombrecillo que hay adentro, con sumo cuidado, así, déjenlo ahora sobre la mesa. Entonces ya pueden ponerse a leer, tranquilamente. Pero, atención, a medida que vayan leyendo, no dejen de fijarse con el rabillo del ojo en la manera en la que el tipo se explica. Ya verán.

Ejemplo

Va un tipo y dice:


     Antaño, yo tenía mi desgracia. Los dioses malos me la quitaron. Pero entonces me dijeron: «¡En compensación vamos a darle algo! Sí, sí ¡Es absolutamnente preciso que le demos algo!». Y yo mismo, al principio, no vi más que este algo y estaba casi contento. Sin embargo, me habían quitado mi desgracia.

     Y como si no bastara, me dieron un balancín. Entonces yo que tantos pasos en falso había dado, me alegré en mi inocencia, me alegré. El balancín era cómodo, pero saltar se volvió imposible.

     Y como si no bastara, me quitaron mi martillo y mis útiles. Sustituyeron el martillo por otro más ligero, y éste por otro aún más ligero, y así sucesivamente, y mis útiles desaparecieron sucesivamente uno tras otro, ¡hasta los clavos! Cuando pienso en el modo como ocurrió, todavía ahora me quedo con la boca abierta.

     Luego me quitaron mis trapos, mis botellas rotas, todos los desperdicios.

     Entonces, como si no bastara, me quitaron mi águila. Esa águila tenía la costumbre de posarse sobre un viejo árbol muerto. Pues lo arrancaron para plantar árboles vivos y vigorosos. El águila no volvió.

     Y también se llevaron mis relámpagos.
     Me arrancaron mis uñas y mis dientes.
     Y me dieron un huevo para empollar.


viernes, 15 de enero de 2016

La extensión de mi cuerpo - Walt Whitman

     
     La extensión de mi cuerpo, editado por Nórdica libros, es una selección de poemas del célebre Canto de mí mismo de Walt Whitman. Presentado en edición bilingüe, magníficamente ilustrado por Kike de la Rubia y con la traducción de Antonio Rivero, encontramos en él algunos de los poemas más representativos del autor norteamericano y una buena muestra de su vigorosa escritura.




   
A mí mismo me canto y me celebro,
y eso que yo asumo asumiréis
pues cada átomo mío también os pertenece.

Holgazaneo e invito a mi alma,
me echo y holgazaneo a mi antojo observando un tallo de hierba estival.

Mi lengua, cada átomo de mi sangre, formado de este suelo, este aire, 
nacido aquí de padres que nacieron de padres igualmente aquí nacidos, 
    y sus padres lo mismo,
hoy, a los treinta y siete años de edad, con perfecta salud comienzo,
y espero no cesar hasta morir.

Credos y escuelas en suspenso,
replegándome un tiempo bastan por lo que son pero, nunca olvidados,
los albergo para bien o para mal, les permito hablar ante cada peligro,
la naturaleza sin trabas con energía primigenia.