Fragmentos y comentarios de algunas lecturas

martes, 26 de diciembre de 2017

Mejores lecturas del año 2017

     Como es habitual en el blog la última publicación del año es una pequeña lista comentada de lecturas favoritas. En esta ocasión he seleccionado siete libros, cinco de ellos son lecturas de ficción y otras dos de no ficción, que aparecen a continuación sin que su orden indique una preferencia. Todos ellos son libros fenomenales y diría que aún más que eso.
 


 Aforismos de Georg C. Lichtenberg (Ed. FCE)

"Gracias, Lichtenberg, ¡gracias!" escribía Soren Kierkegaard, un agradecimiento al que me sumo encantado tras la lectura de Aforismos, una espléndida invitación a hacer nuestra existencia más nuestra. Lichtenberg veneraba el buen humor y la liviandad, "las cualidades de su alma que le han proporcionado las más placenteras horas de su vida", y no puedo dejar de asociar sus aforismos con esa liviandad y buen humor, el coger oxígeno y ventilarse "como ventilamos las ropas viejas". El cuidado prólogo y la traducción de esta edición corresponden al escritor mexicano Juán Villoro, pero mi interés por la obra surgió gracias al entusiasmo que siente por ella Enrique Vila-Matas.


Cinco novelas cortas de Antón P. Chéjov (Ed. Alba)
  
Cinco novelas cortas es una muestra, otra más, del increíble talento de Antón Chéjov, uno de los mejores escritores de todos los tiempos. Seleccionadas y traducidas por Víctor Gallego, quizás la más conocida de estas cinco novelas cortas sea La sala numero seis, una obra maestra que leí hace tiempo  en la traducción de Ricardo San Vicente y que a cada lectura me sigue impresionando. El volumen también incluye Una historia aburrida, Relato de un desconocido, El duelo y Tres años. Los dos primeros son impecables -especialmente Una historia aburrida- mientras que el último me parece el menos logrado, y quizás sea El duelo la narración que más persiste en la memoria. Harold Bloom escribía con razón que Chéjov es "el artista indispensable de la vida no vivida", un escritor muy grande y muy nuestro.


La nieve estaba sucia de Georges Simenon (Ed. Acantilado)

Leí esta novela gracias al escritor John Banville, un gran admirador de los "romans durs" de Georges Simenon, y lo cierto es que esperaba mucho de su lectura pero, sinceramente, no tanto. Novela ambientada en el barrio periférico de una ciudad francesa bajo la ocupación nazi, su narrativa es sencilla, el interés del lector inmediato, creciente y ya perturbador en el último tercio de la novela. Para Simon Leys "si Simenon hubiese escrito diez veces menos, habría disfrutado de una posición literaria cien veces más importante". No sé hasta qué punto Leys tenía razón, aunque suele tenerla, pero seguro que La nieve estaba sucia es una novela admirable.


Carta breve para un largo adiós de Peter Handke (Alianza Editorial)

Llegué a esta novela de Peter Handke gracias, de nuevo, al escritor Enrique Vila-Matas, al que he descubierto tarde como excelente guía de lecturas. Carta breve para un largo adiós participa de algunas características de la novela de viaje -por los Estados Unidos de los primeros años setenta-, y del relato de ruptura de ataduras y  ensanchamiento de la mirada. Mi recuerdo de la novela está muy marcado por la aparición en ella de un personaje real, el cineasta John Ford, escrupulosamente respetado por Handke y de papel muy breve pero esencial para el propósito de Carta breve para un largo adiós. Una novela especialmente liberadora.


Cuatro lecturas sobre Zhuangzi de Jean François Billeter (Siruela)

Breve y espléndido, Cuatro lecturas sobre Zhuangzi es la transcripción de cuatro conferencias pronunciadas en el Collège de France por el prestigioso sinólogo y profesor honorario de la Universidad de Ginebra, Jean François Billeter. En ellas nos acerca sin ánimo exhaustivo pero con rigor, fluidez y espléndida vocación didáctica a unos pocos textos y a la figura de Zhuangzi, uno de los filósofos más importantes de la antigüedad China. Jean François Billeter logra así uno de esos deliciosos ensayos breves, sencillos e iluminadores a los que el lector siempre regresa. Una joya.


Solenoide de Mircea Cartarescu (Ed. Impedimenta)

Entré en el mundo de Mircea Cartarescu con la lectura de Nostalgia, no creo que haya mejor forma de hacerlo, y desde entonces no he dejado de interesarme por la obra de este maravilloso escritor rumano. Así, pocos días después de su publicación en España leía Solenoide, una novela ambiciosa como pocas, extraña como ninguna, también exigente y diría que más apropiada para lectores que conocen bien la obra de Cartarescu. Tiene razón Marius Chivu, autor del posfacio, cuando comenta que uno se queda con la impresión de no haber leído la novela de verdad, tan inabarcable como es, tan diferente,... y tan difícil de soltar mentalmente una vez terminada. Mención a su traductora, Marian Ochoa de Eribe, y a la apuesta editorial por este extraordinario escritor.


El agente secreto de Joseph Conrad (El Aleph Ed.)

Simon Leys, siempre sugerente, en un artículo  titulado Joseph Conrad y «El agente secreto» (en Breviario de saberes inútiles. Ed. Acantilado) comentaba que en ocasión del centenario de la editorial Gallimard se planteó a diversos escritores una pregunta: «La novela del siglo XX». Leys no aclara la respuesta que envió a la editorial pero cuenta que valoró dos opciones y una de ellas era El agente secreto. Me sorprendió su comentario porque es una novela que nunca me había interesado del todo aunque me gusta mucho Conrad, y claro, me entraron las prisas por leerla que nunca había tenido. El agente secreto es un Conrad extraño y en el que tardé en entrar, pero que finalmente es tanto como sugerían los comentarios de Leys. Una obra maestra. Mención a la traducción de Jorge Edwards.


     Ya termina la última entrada del año, imagino que algo agotadora, y que en esta ocasión no tenía la intención de escribir, pero hace unos días la empecé a imaginar y, bueno, ha pesado la costumbre y he decidido realizarla una última vez. En cualquier caso espero que algún libro os haya resultado interesante y que, si llega la ocasión, disfrutéis de su lectura.

     Feliz año 2018.
 

Quint Buchholz